
De modo que siguen transmitiendo el sonido, dicho simplemente: nunca dejamos de escuchar y no es necesaria nuestra participación consciente
Actualmente sabemos que los efectos de la música dependen de la frecuencia de los sonidos y de su ritmo. Sabemos que las frecuencias bajas repercuten mecánicamente sobre la caja torácica, mientras que los sonidos agudos facilitan la contracción voluntaria de los músculos. Las melodías lineales de baja frecuencia generan estados de relajación.
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